Lazos fugaces
Por.
Lic. Gazagne Maricel (coordinadora del Taller: “Jóvenes Analizantes”)
Tal
como rezan las letras de canciones de moda, la cual cantan, bailan y la viven los adolescente: “prefiere algo casual y que
no duela”…”los tragos hicieron estragos en su cabeza”… “Ya no quiere saben nada
mas de amores, le han traído solamente decepciones”. Freud dice, en el Malestar
en la Cultura (año 1929-1930), que el ser humano busca la Felicidad o al menos
se consuela con evitar el sufrimiento por lo que echa mano a caminos
alternativos para tal fin. Tomar o intoxicarse para no pensar ni angustiarse,
aislarse para evitar el desencuentro amoroso, deportes o actividades extremas
para sentirse vivo. Lazos condicionados por un discurso que empuja al consumo, a
matar el deseo, a abolir la singularidad y producir en serie esteriotipos. La
subjetividad de la época se manifiesta en nuestros jóvenes; todo se vende, todo
se transforma en objetos de consumo, incluso los movimientos en contra del
sistema capitalista son absorbidos por este y lo transforman en moda; y ahora se
venden ropa con estilo hippie en cómoda cuotas con tarjetas de crédito.
El sistema
nos impone mantenernos jóvenes y activos; a imagen y semejanza del Adolescente,
quien en teoría está en la “Primavera de la Vida”.
Me
pregunto ¿Dónde quedaron los vestidos de niña? Hoy los bebes y niños se visten
como adolescentes y los adultos también. Nos encontramos en una época de
decadencia del patriarcado; nos comanda la lógica del mercado, y como dice una
publicidad: “Lo imposible se consigue en cuotas”.
El
adolescente con sus saberes tecnológicos, su inestabilidad subjetiva e
incertidumbre, propias de la pubertad y la salida de la infancia hoy se torna
en modelo propuesto como ideal a alcanzar. A partir de aquí es que nos
encontramos con una adolescencia procastinada, eterna.
Hoy
el lazo social se encuentra mediado por la virtualidad. ¿Hay un emoticón para
cada estado del ser?. En lugar del espejo el púber, en medio de su
metamorfosis, se retrata y pule detalles que no le agradan de su cuerpo, con
las herramientas tecnológicas, en cada imagen que sube a la red; intentando
tomar distancia de todo lo que pueda enfrentarlo a dos concepto que comienzan a
ser para él mas presentes, como la muerte y sexualidad. Verse más bronceado,
menos pecas, mayor altura, mas adulto, mas joven ¿ocultar o mostrar los
caracteres sexuales secundarios en desarrollo?.
Aquí
aparece el Síntoma, completamente singular burlándose de todos estos intentos
de universalidad, a modo de oferta de salida; lo obliga a detenerse y pensar
sobre quien es y lo que le pasa. Paradójicamente su sufrimiento lo despierta
del sueño consumista y dependerá de cada caso cómo se las arregle con el.
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